"Els ordinadors fan el que els dius que facin, no el que tu vols que facin." - Important distinció que s'escapa a molts usuaris

Article extret del Magazine de La Vangurdia, escrit per Carmen Posadas.
Alguna vegada, he parlat amb alguns de vosaltres sobre les estructures mentals que tenim tots envers "altres". Jo sempre comento i parlo sobre unes caselles, que sense se "prejudicis" de les persones, identifiquen certes categories de la mateixa, amb la coseqüent acceptació de certs comportaments. I precisament això es el que ens explica la senyora Posadas. Interessant.
¿ Conocen ustedes a alguien que no se proclame buena persona? Yo, no. Resulta curioso porque así como todo el mundo tiene pudor de definirse como iteligente, o bello, o talentoso, o rico si me apuran, nadie duda al declarar su bondad. Ahora todos nos creemos caritativos, solidarios, espléndidos, pluscuanperfectos y tan superguays que verdaderamente resulta increible que el mundo vaya como va. Uno de los primeros fallos de ésta actitud mirífica es que no comprendemos en absoluto las debilidades del prójimo, con la consiguiente desilusión por la raza humana. Como nosotros somos tal dechado de virtudes, hasta la más pequeña de las tradiciones o mentiras o fallo de cualquier índole por parte del otro es una enorme y desoladora sorpresa: ¿ Cómo me pudo hacer fulano esto, a mí, que soy tan bueno? Yo nunca se lo hubiera hecho a él, etcétera.
Ser mirífico estaría muy bien si eso le hiciera a uno feliz, pero resulta que ocurre todo lo contrario. Creerse mejor que los demás lo único que consigue es que uno acabe dividiendo el mundo en dos: yo, el magnifico, y el resto de la humanidad con la consiguiente soledad que esto supone. Una cosa que aprendí en momentos duros, cuando, por circunstancias de mi vida que tal vez algunoo de ustedes recuerden, muchas personas me dieron la espalda, fue no medir a nadie por mi propio rasero. Y les aseguro que no o hice porque yo sea muy buena (que no lo soy) sino por puro pragmatismo, egoísmo incluso, pues no comprender a los demás es quedarse sólo.
El otro día me alegró saber que circula por internet una contestación mía dada a la pregunta de "¿ Perdió usted muchos amigos a raíz de los momentos difíciles que vivió junto a su marido?". Yo contesté (y si me había olvidado, pero sigo estando de acuerdo con lo dicho entonces) que, a raíz de los acontecimientos, había hecho un descubrimiento interesante que me había ayudado a ser fuerte. Descubrí qeu si uno sabe qué se puede esperar de cada persona, y no se equivoca esperando algo que el otro no puede dar, nadie nos falla. Lo que quiero decir es que existen amigos, por ejemplo, a los que uno puede llamar a las cuatro de la mañana para que nos enjuguen las lágrimas, pero que, en cambio, jamás nos prestarían ni cinco euros. Otros en cambio son al reves, generosos en lo material, pero ávaros en su tiempo. Hay amigos que se acercan cuando estás arriba, y otros que te rehuyen precisamente cuando estás en le Olimpo y reaparecen cuando bajas a los infiernos. Hay personas de todo tipo, y sólo hay qeu saber qué dan y qué no pueden dar de ninguna manera. He ahí el secreto porque -y aquí viene otra vez el tema de la autocomplacencia ni siquera nosotros, los miríficos, por mucho que nos creamos superguays, somos incondicionales. Incondicional no hay nadie. Y si lo hay, más vale no creérselo demasiado, porque así, cuando topemos con uno de esos raros -muy, pero que muy raros- seres que son, como diría Machado, "en el buen sentido de la palabra, buenos", podremos congratularnos de que el mundo, aunque sea imperfecto, nos depare a veces maravillosas sorpresas. Y mejor es que las sorpresas sean agradables y no horribles. ¿O no?
Mi turno. Carmen Posadas (Magazine 21-nov-2004)
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