Ara que estar tant de moda el civisme... I que l'ajuntament de Barcelona ha aprovat recentment una ordenança municipal per a regular incivisme, us deixo una interessant reflexió/ironia que va apareixer al diari El PAIS.
Societat hipòcrita, textos irònics.... (cal dir que era més escaient al Nadal, però bé)
Por fin el
Ayuntamiento de Barcelona ha captado el profundo malestar de los ciudadanos.
Por fin, en el belén que todos los años se monta en la plaza de Sant Jaume se
prohibirá la figura del caganer.
El motivo es extraordinario. Resulta que el caganer es incívico.
Sí. Los ciudadanos somos tontos y no distinguimos realidad y ficción, por lo
que, si vemos una figura defecante del siglo XVIII, nos lanzamos a la calle y
nos convertimos en cagones en serie.
De hecho, si vamos al cine a ver una de Tarzán nos entran una ganas tremendas
de aullar en taparrabos.
(Por suerte, Barcelona es moderna y las ordenanzas municipales prohíben el
nudismo).
Vamos, que está muy bien que se termine con una muestra más de la intolerable
coñita catalana.
Se armó el belén, que diría el inefable Paco Martínez Soria.
La idea es tan loable, tan bien intencionada, que creo que el consistorio
debería ir más allá.
En el belén hay muchas otras figuras que incitan al incivismo.
Como el pescador. ¿Acaso tiene licencia?
¿Y si resulta que se está cargando el ecosistema por culpa de capturar
ilegalmente peces protegidos?
Del mismo modo, y sin dejar el río, también hay que eliminar la figura de la
lavandera.
No sólo porque al ser mujer y encargarse de las tareas del hogar está
perpetuando el sexismo, sino porque contamina el agua.
Y, pensándolo bien, otro que contamina es el cerdo que siempre ponen detrás de
la cueva.
Ese cerdo defeca tanto como el caganer y todo el mundo sabe que las
defecaciones de cerdo, si no están controladas, se convierten en purines. Si en
ese belén no hay un pipí-cerdo, el cerdo tiene que desaparecer.
Y tienen que desaparecer también la gallina y las ovejas.
El motivo es evidente. Las normativas del Ayuntamiento de Barcelona prohíben
llevar animales sueltos.
Pero es que el leñador tampoco puede estar allí.¿Acaso sabemos qué hace con la
leña que acaba de recoger?
¿Y si piensa encender un fuego en una zona no controlada?
De todas formas, lo más incívico del belén es el niño Jesús semidesnudo.
Ningún pastorcillo con la carrera de asistente social lo aprobaría.
María y José van bien abrigados, pero el bebé no tiene ni una humilde mantita.
Vaya familia desestructurada, en la que el padre y la madre no se despojan de
su ropa para arropar al crío.
Considero que el bebé sería mucho más feliz con unos padres de acogida
(excluyendo a los señores de Herodes, desde luego).
Y hasta creo que estaría bien prohibir a los camellos, porque, según se mire,
son propaganda encubierta de una marca de tabaco...
Pero esto tiene que ser sólo el principio. La incorrección no se acaba nunca.
Sin dejar el terreno escatológico y aprovechando las fiestas, hay que prohibir
igualmente tradiciones tan incívicas como la del caga tió.
Como saben ustedes, la noche del 24 los niños apalean un tronco de árbol con el
noble propósito de conseguir que defeque regalos.
No sólo es inadmisible tanta deposición. Es inadmisible que los regalos se
consigan a través de la violencia.
Es bulling a un tronco indefenso.
La letra de la canción sugiere que con las palizas se consiguen regalos:
"Tió, tió, caga torró, sino et donaré un cop de bastó".
Los niños que hoy pegan al tió, mañana tal vez pegarán a Papá Noël (y no quiero
dar ideas.)
Por eso, propongo que la noche del 24 los niños se sienten junto al tronco y
dialoguen con él.
Yo creo que habiendo acabado con el belén y con el tió, sólo nos quedará acabar
con los famosos trabalenguas "en Pinxo i en Panxo" y "setze
jutges d'un jutjat".
En el primero, el tal Pinxo le pregunta al tal Panxo si desea que le pinche con
un punzón, y Pancho dice que sí, aunque con una condición: que en la barriga
no. Si esto no es sadomasoquismo consentido, ya me dirán qué es.
Por lo que respecta a los dieciséis jueces, se dedican a comer hígado de un
ahorcado.
Es decir, están a favor de la pena de muerte y de la antropofagia.
Yo cambiaría el trabalenguas por uno que dijese algo así: "Setze jutges
tolerants, mengen plats vegetarians".
Como, además de tener una letra cívica no cuesta pronunciarlo, evitaremos la
terrible discriminación que los trabalenguas suponen para los disléxicos.
Text extre de EL PAÍS - 03-12-2005
Civisme o hipocresia?
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